El periodista y escritor Quim Monzó ha encendido las redes con un comentario en tono de broma sobre la costumbre de algunos bares de ofrecer únicamente azúcar moreno en lugar de azúcar blanco. En su cuenta de X (anteriormente Twitter), Monzó compartió una foto de un café y comentó con ironía: "Odio a muerte a los bares que no tienen azúcar blanco". La crítica no pasó desapercibida y generó un animado debate entre sus seguidores sobre las diferencias entre ambos tipos de azúcar. Entre las respuestas que recibió, destacó la del también periodista Jordi Basté, quien no dudó en sumarse a la protesta humorística con un mensaje claro: "¡Fuera el azúcar moreno de nuestras vidas!".
Ambos periodistas utilizaron esta anécdota para reflexionar sobre el tipo de azúcar que se ofrece en muchos establecimientos y cómo el azúcar moreno parece estar ganando terreno en cafés y bares. Este pequeño gesto ha desatado un debate en redes sociales sobre las preferencias de consumo y los hábitos alimentarios actuales.
La creciente tendencia a ofrecer azúcar moreno en lugar de azúcar blanco en cafeterías y restaurantes se debe, en gran medida, a la percepción de que el azúcar moreno es más saludable. Aunque muchas personas creen que es una alternativa más sana, los expertos señalan que la diferencia nutricional entre ambos tipos de azúcar es mínima. Mientras que el azúcar moreno conserva una pequeña cantidad de melaza que le da su color característico, en esencia, ambos tipos son casi iguales en términos de contenido calórico y efectos sobre la salud.
El problema de las modas alimentarias
El comentario de Monzó, aunque humorístico, ha puesto de manifiesto una realidad que muchos consumidores comparten: la incomodidad de no poder elegir entre azúcar blanco o moreno en algunos establecimientos. Además, ha abierto la puerta a la reflexión sobre cómo las modas alimentarias y las tendencias de consumo afectan las decisiones que toman los restaurantes y cafeterías. Aunque el azúcar moreno está asociado a un estilo de vida más saludable, el azúcar blanco sigue siendo la opción preferida por muchos, como claramente demuestran las respuestas a la publicación de Monzó.
El debate entre azúcar moreno y blanco continuará, pero lo que queda claro es que el comentario de Quim Monzó ha resonado entre quienes sienten que el azúcar blanco no debería ser excluido de las mesas de los bares. Como siempre, Monzó y Basté han logrado generar conversación y risas entre sus seguidores, esta vez por una cuestión tan cotidiana como la elección del azúcar.
Este tipo de reflexiones, aunque aparentemente triviales, reflejan cómo pequeños cambios en nuestros hábitos de consumo pueden desencadenar debates más amplios sobre salud, preferencias y el equilibrio entre moda y tradición en la alimentación diaria.