El exilio de Juan Carlos I en Abu Dabi parecía una solución temporal para mantenerlo al margen de polémicas. Sin embargo, los últimos acontecimientos sugieren que el padre de Felipe VI se encuentra, una vez más, en el ojo del huracán. Esta vez, el supuesto peligro procede de alguien muy cercano al propio emérito en tierras árabes, quien, según rumores, estaría dispuesto a revelar información altamente comprometedora para la Corona.
Una nueva amenaza lejos de España
Fue el 5 de enero cuando el periodista Juan Luis Galiacho alertó de la posibilidad de que “un allegado al emérito” en Abu Dabi se convierta en una suerte de “Bárbara Rey en Oriente Medio”, destapando tratos de favor y posibles irregularidades que Juan Carlos I habría cometido o facilitado durante años.
El escándalo se añade a la larga lista de controversias que persiguen al exjefe del Estado, incluyendo la reciente difusión de fotografías que confirman su relación con la vedette Bárbara Rey, quien, tras años de silencio pagado, reapareció en televisión ofreciendo detalles sobre su romance con el monarca.
Audios, imágenes y nombres peligrosos
Las filtraciones que amenazan con ver la luz implicarían a empresarios, traficantes de armas e, incluso, a personalidades de renombre cuya trayectoria pública se creía intachable. Entre los nombres mencionados, según los rumores, estaría también Iñaki Urdangarin, exyerno del rey emérito. De confirmarse la existencia de dichas pruebas, la repercusión podría ser devastadora para la institución monárquica, que ya ha atravesado incontables polémicas por cuenta de la figura de Juan Carlos I.
La conexión con presuntos pagos, comisiones e intercambios de favores para conservar apoyos en España y en el extranjero es un secreto a voces en la biografía del exmonarca. Durante décadas, Juan Carlos I habría gozado de una suerte de inviolabilidad que, en su concepción, le permitía operar sin temor a represalias. Ahora, con la renuncia a dicho “blindaje”, el cerco se estrecha y cualquier mínima revelación de audio, fotografía o documento privado puede encender la llama de un nuevo escándalo político y social.
Felipe VI está preocupado
En la Casa Real, la inquietud va en aumento, sobre todo porque Felipe VI sabe que cualquier filtración, por mínima que sea, puede comprometer la ya delicada imagen de la monarquía. El actual Rey ha dedicado gran parte de su mandato a tratar de regenerar la reputación de la Corona, seriamente afectada por casos de corrupción, polémicas de caza y relaciones extramatrimoniales atribuidas a su padre.
No en vano, se especula que el propio Felipe habría impedido que Juan Carlos viajara a España durante las Navidades para evitar, precisamente, una sobreexposición mediática. Cada aparición del emérito despierta el interés de la prensa nacional e internacional, y las nuevas sospechas tampoco contribuyen a tranquilizar las aguas.