Ferran Adrià y su mítico restaurante El Bulli alcanzaron una popularidad mundial que revolucionó la alta gastronomía. Ubicado en Cala Montjoi, en la Costa Brava, este restaurante fue durante años el epicentro de la innovación culinaria, atrayendo a comensales de todas partes del mundo. Las reservas en El Bulli eran prácticamente imposibles de conseguir, con una lista de espera de más de un millón de solicitudes anuales. Sin embargo, en medio de esa rigurosa política de reservas, Ferran Adrià hizo una excepción.
En una reciente entrevista con el diario ABC, Ferran Adrià reveló que el único personaje a quien permitió colarse en la interminable lista de espera fue Cruyff. “El único que siempre tenía mesa seguro era Cruyff. Le admiraba mucho”, confesó el chef. Para el excocinero, el exfutbolista neerlandés fue más que un jugador de fútbol, fue una figura visionaria en el mundo del deporte. “Es el Steve Jobs del fútbol. El único que ha sido grande jugando y entrenando. Y cambió el fútbol”, explicó.
La fama de El Bulli atrajo a personalidades de todo el mundo, incluidos deportistas de élite, políticos y artistas. Sin embargo, Adrià fue siempre inflexible con la política de reservas, sin importar el nombre o el estatus de quien solicitara una mesa. “Había una demanda de 2 millones de personas. Si no reservabas con tiempo, ya te podías llamar como te llamaras”, afirmó Adrià. Esta firmeza en sus principios convirtió a El Bulli en un espacio exclusivo, no solo por su calidad gastronómica, sino por su estricta accesibilidad.
No hubo privilegios ni para Messi
En su entrevista, Ferran Adrià reveló que incluso jugadores del Real Madrid acudieron a su restaurante, pero tuvieron que hacerlo respetando la misma norma de reserva que cualquier otro cliente. Pero el catalán, seguidor confeso del Barça, garantizó que la fama no compraba privilegios en El Bulli. Aunque estrellas como Leo Messi o Pep Guardiola también pasaron por El Bulli, ninguno tuvo el privilegio especial que Adrià otorgó a Cruyff.
Adrià recuerda con cariño la vez que cocinó para Messi, a quien le preparó una escalopa napolitana, su plato favorito. “Nos lo pasamos pipa y fue muy bonito. Le admiro como futbolista y como persona”, confesó Adrià. Aun así, ni siquiera para el astro argentino se rompió la regla de las reservas, lo que demuestra la singularidad del trato que Adrià tenía con Cruyff.
Este rigor de Ferran Adrià en El Bulli no solo refleja su profesionalismo, sino también su respeto por la integridad de su proyecto culinario. Durante sus años al frente del restaurante, Adrià mantuvo su enfoque en la innovación gastronómica y en ofrecer una experiencia única. Con el tiempo, El Bulli se convirtió en un espacio de culto que atrajo a miles de personas, aunque solo unos pocos lograron conseguir una mesa. Este detalle resalta aún más el valor simbólico que tenía para Adrià abrirle las puertas sin reserva a alguien tan excepcional como Johan Cruyff.