La Casa Real británica atraviesa una de sus etapas más inciertas en décadas. La preocupación por el estado de salud del rey Carlos III, diagnosticado con una enfermedad que ha ido mermando su capacidad física en los últimos meses, ha desencadenado un movimiento inesperado en el seno de la realeza.
El príncipe Guillermo podría estar ultimando los preparativos para asumir responsabilidades mayores. Y aunque oficialmente no se ha confirmado nada, los pasillos de Buckingham ya susurran lo que muchos temían… o esperaban.
Aunque el rey sigue ocupando su puesto con visible determinación, los rumores sobre su posible abdicación o relevo temporal han tomado fuerza. Las apariciones públicas del monarca se han reducido y, cuando las hace, su estado físico no pasa desapercibido. Sin embargo, desde el entorno del Palacio aseguran que Carlos III no tiene intención de dejar el trono, al menos no de manera inmediata.

¿Un gesto de responsabilidad o una maniobra polémica?
El movimiento de Guillermo no ha estado exento de controversia. Algunos sectores conservadores de la sociedad británica lo ven como una falta de respeto hacia su padre, que todavía está en funciones. Otros, en cambio, aplauden su liderazgo proactivo y moderno, alejado de la rigidez tradicional que ha definido históricamente a la corona.
Este debate ha puesto aún más presión sobre los Windsor. Las encuestas recientes revelan que gran parte de la población británica ya considera a Guillermo como el futuro rey y cree que debería asumir más protagonismo, especialmente en temas sociales y medioambientales, donde su perfil ha sido más fuerte y coherente que el del actual monarca.

Camila y Harry: los silencios incómodos
Mientras tanto, hay otros actores en este tablero que no pueden pasar desapercibidos. La reina Camila, cuya relación con el príncipe Harry ha sido siempre distante, ha optado por mantener un perfil bajo. Pero algunos analistas no descartan que esté maniobrando para asegurar su influencia en el nuevo escenario que se avecina.
Y hablando de Harry, su ausencia sigue siendo un tema espinoso. Las distancias con su padre y su hermano no han hecho más que crecer. Su posición dentro de la familia, a pesar de su sangre real, es cada vez más irrelevante. En este contexto, si Guillermo llegara a tomar el trono, la reincorporación del duque de Sussex parece improbable.
Todos los focos apuntan a Guillermo
En las últimas semanas, todos los eventos oficiales han estado marcados por la misma constante: la figura del príncipe Guillermo cada vez brilla más. Acompañado de Kate Middleton, cuyo carisma sigue siendo uno de los grandes activos de la Casa Real, el heredero ha intensificado su presencia mediática, consolidándose como la gran esperanza de una monarquía necesitada de renovación.
Pero lo más importante aún está por revelarse. Según informaciones de alto nivel, Guillermo ya ha sido informado oficialmente de que debe estar preparado para asumir la regencia si el estado de Carlos III empeora de forma súbita. Y eso, en términos prácticos, lo convierte en rey en la sombra.