María Asunción ha sorprendido este lunes en el plató de Y ahora Sonsoles. Su historia ha impactado a todos debido a que desde hace 12 años, sufre una enfermedad invisible: sensibilidad química múltiple. Una enfermedad por la que no quiere oler a nadie del equipo ni a Pilar Vidal ni al resto de sus compañeros.
La mujer ha sido diagnosticada tras años de incomprensión. Ha vivido en carne propia el rechazo, el aislamiento y la soledad. Esta dolencia le ha provocado intolerancia a una gran cantidad de sustancias químicas.

Ha reaccionado mal al contacto con perfumes, detergentes, desodorantes y productos de limpieza. Incluso el aire exterior le ha generado síntomas adversos. “Es como si me envenenase, me mareo, me desoriento”, ha confesado con voz temblorosa.
El equipo de Y ahora Sonsoles se queda sin palabras al escuchar el testimonio de la invitada
Desde entonces, ha permanecido recluida, ha dejado de salir, ha evitado a la gente y ha sufrido náuseas y mareos cada vez que ha cruzado la puerta de su casa. “Mi monstruo es la calle”, ha explicado. Pero ha reconocido que también tiene “otro monstruo” en casa: la soledad.
Su testimonio ha calado hondo en el programa debido a que ha contado que su familia no la ha entendido. “Mis hermanos al principio decían que estaba loca”, ha lamentado, ha admitido sentirse sola, incomprendida y olvidada. Esta enfermedad rara le ha robado su vida social y personal y le ha impedido abrazar, besar o simplemente compartir espacio con alguien más.

Durante años, los médicos la han tratado como una paciente psiquiátrica y han confundido su patología con una depresión neurótica. No ha recibido el diagnóstico correcto hasta mucho después. Como ella, muchas personas han sufrido el mismo proceso y han sido invisibilizadas por el sistema.
Pilar Vidal escucha las dura historia de la invitada de Y ahora Sonsoles
La confesión que ha hecho en directo ha dejado a todos en shock. María Asunción ha afirmado que no puede oler a nadie, ni a Pilar Vidal, colaboradora del programa, ni a Pepa Romero, presentadora, ni a ningún otro ser humano. “Para mí eso sería como tomarme un vaso de veneno”, ha dicho con firmeza.

El equipo del programa ha tomado medidas especiales para poder entrevistarla. Todos los miembros se han enfundado trajes EPI y han evitado el contacto físico. Todo para no comprometer su salud.
El caso de María Asunción ha abierto un necesario debate. Ha puesto sobre la mesa una enfermedad silenciada. Una dolencia que ha roto su vida, pero que, gracias a este testimonio, ha comenzado a visibilizarse.