El pasado mes de marzo fallecía Fernando Gómez Acebo, primo del rey. El 8 de abril se llevó a cabo la misa funeral en su memoria. Los componentes de La Familia Real asistieron protocolariamente. Letizia Ortiz se vio sometida a ello.
Fernando Gómez Acebo murió prematuramente a la edad de 49 años por complicaciones derivadas de una insuficiencia respiratoria. Era el hijo menor de la infanta María Pilar de Borbón, primo del rey Felipe VI y sobrino del rey Juan Carlos. Gómez Acebo hacía tiempo que se encontraba inmerso en serios problemas de salud, que provocaron su ingreso recurrente en diversas ocasiones. A pesar de que las primeras indicaciones, apuntaban que iba superando las grandes dificultades respiratorias que le afectaban gravemente, finalmente no consiguió superar esa batalla.
La reina consorte de España se vio obligada a mostrar su presencia en ese acto de homenaje al primero del rey, a pesar del mal momento que atraviesa en relación con su reputación dentro de la propia monarquía. Desacreditada por la familia y sucumbida a su rol de reina infiel y mal considerada, la frialdad con la que asume su condición como monarca resignada queda perfectamente evidenciada en sus apariciones públicas. Durante el funeral, se pudo detectar a Letizia cogida del brazo del rey, pero en una fotografía captada se puede comprobar los explícitos rostros de ambos y lo alejados que están el uno del otro a pesar de la proximidad física del instante.
Una reina despreciada
Desde que Jaime del Burgo hizo pública la relación adúltera que mantuvo durante años con Letizia y sus supuestas intenciones de iniciar una nueva vida con ella en Miami, la situación de la reina quedó gravemente salpicada, dando paso a una tremenda crisis matrimonial y monárquica. A sus 51 años, Letizia Ortiz está atravesando uno de las peores épocas en su devenir borbónico
Es una obviedad que Letizia nunca ha terminado de encajar dentro de la monarquía y ha tenido que lidiar con una constante presión por parte de la Familia Real. Sin ir más lejos, el mismísimo rey Juan Carlos I no ocultó su desaprobación con respecto a la escogida por su hijo, cuestionando su estado civil y condición social, su personalidad e, incluso, sus pensamientos. Letizia nunca lo ha tenido fácil y ha tenido que vivir ante un permanente estado de sospecha por parte de la Casa Real.
El rey Juan Carlos no fue el único que se mostró disconforme con la elección de Letizia a pesar de su resignación posterior; la reina Sofía y las infantas Elena y Cristina nunca se han molestado demasiado por la integración de Letizia. Sus inicios en la Casa Real fueron una verdadera pesadilla, porque su espíritu de libertad y la modernidad de sus ideas, chocaron frontalmente con unas mujeres aleccionadas para vivir a partir de las normas monárquicas.