Roda de Ter, un pueblo tranquilo de Osona hasta hace poco, ha pasado de ser un lugar amable y seguro a convertirse en un escenario de miedo para muchos vecinos. Así lo denuncia la iaia Angeleta, una mujer de 94 años conocida en las redes sociales por su vitalidad, humor y sensatez. Esta vez, sin embargo, su mensaje no hace reír: hace temblar.
“En mi pueblo cada noche entran a robar en casas, tiendas, bares… Roban coches y queman equipamientos municipales”, ha explicado en Instagram. “Me da miedo salir a la calle y lo más triste es que nadie hace nada”. Este grito de alarma ha tenido un enorme eco entre usuarios que viven situaciones similares en toda Catalunya.
Y es que lo que dice Angeleta no es una percepción: es un hecho. Los robos, las ocupaciones y las agresiones han aumentado drásticamente en Catalunya, y muchos catalanes —especialmente los mayores— se sienten abandonados por las instituciones.

Un dato que no se puede esconder: delincuencia e inmigración
Mientras algunos medios intentan suavizar o silenciar el debate, la realidad golpea con fuerza. Los datos oficiales del Ministerio del Interior y del Consejo General del Poder Judicial indican que los inmigrantes cometen, proporcionalmente, el triple de delitos que los autóctonos. Es una estadística incómoda para el discurso buenista, pero es real.
En Roda de Ter, como en muchos otros municipios pequeños, este fenómeno se hace especialmente visible. La llegada masiva de inmigración sin control, sumada a la falta de políticas de integración y a la impunidad judicial, ha generado una ola de inseguridad que ya no se puede ocultar. Y no se trata de racismo, como dicen los de siempre. Se trata de protección, convivencia y dignidad.

Ramon Audet lo tiene claro: “Votaré al partido que devuelva la seguridad”
Ante la denuncia de Angeleta, muchos ciudadanos han reaccionado con empatía e indignación. Uno de los mensajes más compartidos ha sido el de Ramon Audet, en X: “Evidentemente votaré al partido que proteja las calles para que vuelvan a ser seguras y gente como ella pueda caminar tranquila”.
Su comentario, que muchos interpretan como un apoyo a Aliança Catalana, pone el dedo en la llaga: hay una parte creciente del pueblo catalán que está harta de la cultura del “no pasa nada”. Están hartos de ver cómo los delincuentes tienen más derechos que las víctimas, de ver cómo se desprecia a la policía y se degradan los barrios.
El relato se desmorona: los mayores hablan, y hablan claro
El discurso de la “percepción de inseguridad” que repiten ciertos políticos y opinadores se está viniendo abajo. Cuando una mujer como la iaia Angeleta —que ha vivido una guerra, una dictadura y dos crisis económicas— afirma públicamente que tiene miedo de salir a la calle, significa que algo va muy mal.
Su mensaje ha hecho más por abrir los ojos a muchos catalanes que todos los informes oficiales llenos de tecnicismos. No hace falta rebuscar mucho: la gente mayor, como Angeleta, ha perdido el miedo a decir la verdad. Y esa verdad es que nos han fallado.
El futuro se juega en la calle… y en las urnas
Si queremos pueblos tranquilos y barrios seguros, hay que actuar sin complejos. Hay que escuchar a gente como la iaia Angeleta, no silenciarla. Y hay que votar con conciencia, pensando en el futuro de nuestros hijos… y en la tranquilidad de nuestros abuelos.
Porque si una mujer de 94 años tiene que acabar pidiendo ayuda por Instagram, tal vez ha llegado la hora de decir basta. Basta de excusas. Basta de buenismo. Basta de miedo.