En las últimas horas, el meteorólogo catalán Francesc Mauri ha puesto en evidencia, con una sola frase, el impacto de las fuertes lluvias en la agricultura de Catalunya. En un mensaje Mauri expresó cómo las precipitaciones han afectado a los cultivos de manzanas en La Tallada d’Empordà, una de las zonas productoras de frutas en el Alt Empordà. El meteorólogo, conocido por su experiencia en el análisis del clima en Catalunya, ha lamentado cómo los agricultores han pasado "de la sequía a la lluvia mal caída".
Las imágenes que acompañan el tuit muestran el devastador efecto de la lluvia: manzanas esparcidas en el suelo y el terreno completamente inundado. Evidenciando el impacto de los 110 mm de precipitación acumulada en tan solo unas horas. Para una región que ha sufrido una intensa sequía durante meses, este nivel de lluvia, lejos de ser una bendición, se ha convertido en un nuevo obstáculo para los agricultores.
Alerta por fuertes lluvias en el Alt y Baix Empordà
La situación que describe Mauri no es aislada. En el día de hoy, el Servicio Meteorológico de Catalunya (Meteocat) ha emitido una alerta por fuertes lluvias para diversas comarcas del país, incluyendo el Alt y el Baix Empordà. Esta alerta se ha dado debido a la alta probabilidad de precipitaciones intensas, que podrían superar los 100 mm en pocos minutos, causando posibles inundaciones en zonas agrícolas y urbanas.
Estas precipitaciones intensas son especialmente preocupantes en las zonas agrícolas, donde el agua acumulada puede provocar la caída prematura de frutas. Como las manzanas, y la saturación de los suelos, impidiendo que los cultivos absorban los nutrientes necesarios. Además, la acumulación de agua puede dificultar las labores de cosecha, afectando directamente la calidad de los productos y los ingresos de los agricultores.
La situación meteorológica ha generado un dilema para los trabajadores del campo. Después de meses de sequía, durante los cuales la falta de agua amenazaba con reducir la producción, los agricultores ahora enfrentan el efecto contrario. Esta situación paradójica resalta los graves efectos del cambio climático en las condiciones de trabajo de los agricultores, quienes deben adaptarse a fenómenos cada vez más extremos y menos predecibles.
De la sequía al exceso de agua
La frase "de la sequía a la lluvia mal caída" de Francesc Mauri resume a la perfección la frustración de los agricultores de la región. El cambio climático ha incrementado la frecuencia e intensidad de estos eventos meteorológicos extremos, y los agricultores se encuentran en una posición especialmente vulnerable frente a estos cambios.
La falta de agua durante la mayor parte del año ha dejado los suelos áridos, incapaces de absorber grandes cantidades de lluvia de forma eficiente. Cuando finalmente llega el agua, en lugar de beneficiar las cosechas, provoca inundaciones y pérdidas de producto.
La situación es delicada en el caso de las frutas, ya que, al caer al suelo, pierden calidad y no pueden comercializarse como fresca, lo cual afecta al valor de mercado. Este fenómeno es aún más preocupante en un contexto en el que los precios de producción agrícola han aumentado considerablemente en los últimos años. Debido a la inflación y a los costos energéticos, haciendo que cualquier pérdida de producción tenga un impacto considerable en la economía de los distintos agricultores locales en toda Catalunya.