Una de las grandes peculiaridades de la meteorología es su condición de variable e inestable; sigue algunos patrones, pero siempre nos acaba sorprendiendo con acontecimientos inesperados. Y lo que ocurrió el pasado domingo 6 de octubre a media tarde es uno de estos ejemplos. Fue el climatólogo catalán Francesc Mauri quien compartió este evento inédito en sus redes sociales, obteniendo la información del Instituto Cooperativo para la Investigación en la Atmósfera (CIRA).
La cuestión es que, por primera vez en la historia -o, al menos, desde que se tienen registros (mediados del siglo XIX)-, se produjeron tres huracanes simultáneos en el Atlántico pasado el mes de septiembre. Y es que, de hecho, cerca estuvo de ocurrir algo similar hace justo una semana, pero finalmente se quedó en dos. La de 2024 está siendo una temporada realmente peculiar e histórica en lo que a los huracanes se refiere.
Veníamos de un fin de semana terrorífico, pues, por ejemplo, el huracán Helena se había llevado por delante la vida de 52 personas en su paso por el sureste de los Estados Unidos. Este finde, como decíamos, pues, los ciclones Milton, Kirk y Leslie han azotado la Cuenca del Atlántico, aunque se prevé que sólo dos de ellos lleguen a tierra firme.
¿Por qué se producen tantos huracanes en Estados Unidos?
Estados Unidos es uno de los países más afectados por huracanes debido a su ubicación geográfica, especialmente en las zonas costeras del Atlántico y el Golfo de México. Existen varias razones meteorológicas y oceánicas que explican por qué esta región es tan propensa a sufrir estos fenómenos naturales.
Una de las principales razones es la temperatura cálida de las aguas en el Atlántico, particularmente durante los meses de verano y otoño. Los huracanes se forman cuando el agua del océano supera los 26°C, lo que provoca que el aire húmedo y caliente ascienda y genere sistemas de baja presión que eventualmente se convierten en tormentas tropicales. Como decíamos, estas condiciones se dan comúnmente en el Atlántico y el Golfo de México, lo que hace que estas áreas sean "semilleros" para el desarrollo de huracanes.
Además, los vientos alisios y las corrientes atmosféricas juegan un papel clave en la formación y dirección de los huracanes. Las tormentas suelen formarse en el Atlántico tropical y son empujadas hacia el oeste por los vientos predominantes. Esto significa que las costas este y sur de Estados Unidos están en la trayectoria directa de muchos huracanes.
Otro factor importante es el fenómeno de La Niña, que puede aumentar la actividad de huracanes al reducir la cantidad de vientos cortantes en la atmósfera. Los vientos cortantes suelen desestabilizar las tormentas tropicales, por lo que una menor cantidad permite que los huracanes se desarrollen con mayor fuerza y frecuencia.
Finalmente, la geografía de las costas de Estados Unidos, especialmente las zonas bajas como Florida, Texas y Luisiana, facilita que los huracanes causen daños significativos, ya que las marejadas ciclónicas pueden inundar rápidamente grandes áreas