Salir de fiesta es una de las acciones más habituales que realizan los seres humanos para socializar. El ambiente de risas y música sirve para desconectar absolutamente de todo lo que rodea al mundo real. De esta manera también, muchas personas encuentran parejas a partir de los acercamientos entre copas.
Todo parece oscurecerse cuando los protagonistas son personas famosas. La presión o presencia de cualquier fotógrafo discreto pueden destrozar años de prestigio de un historial conocido. Por ello, muchas celebridades acostumbran a salir en lugares privados, sin teléfonos o saliendo por la puerta de atrás.
La vida fiestera de la Infanta Elena
A una de las personas más importantes de España que le gusta mucho la fiesta es a la Infanta Elena. A pesar de ser conocida por su fuerte carácter y su lealtad al trono, la hermana de Felipe no se priva de salir de fiesta con los amigos. Ahí puede disfrutar de desconexiones y puede desarrollar su vida social al máximo.
Sin embargo, no todo vale y según Robert Rodríguez en Elnacional.cat, en muchas ocasiones estas fiestas han generado quejas entre los vecinos. El ruido del hogar se extiende hasta altas horas de la madrugada, aunque muchas veces la Infanta sabe regular el tono acústico de los encuentros.
Elena sale por la puerta de atrás
En este aspecto la Infanta Elena se parece mucho a Victoria Federica. Madre e hija comparten casa y, aunque muchas veces su relación se tensa, las dos son idénticas en algunos comportamientos. Como informa el periodista, la Infanta ha tenido desde joven una gran pasión por el baile.
Sin embargo, las consecuencias de este han puesto más de una vez en algún compromiso a sus escoltas. A partir de los acontecimientos, su seguridad ha desarrollado un plan para que cada vez que sale no sea vista por las cámaras. Cuando detectan que la Infanta no está en condiciones para salir en imágenes, los guardias la sacan por la puerta de atrás, evitando todo tipo de situaciones incómodas delante de la prensa.
Los altos y bajos en su vida
La vida de la Infanta Elena siempre ha estado llena de altos y bajos. Después de su separación en 2010, se convirtió en la primera mujer de la Familia Real en divorciarse. Este hecho no gustó para nada a los Reyes y tensó más la cuerda en la convivencia familiar.
Sin embargo, la hermana de Felipe siempre ha sido la que más se ha preocupado por la salud de su padre, el Rey Juan Carlos. Ahora, con un salario de 300.000 € anuales, la Infanta se puede permitir una vida de lujos y fiesta. Por ello, es común que la veamos a menudo disfrutando de una vida social.