El FC Barcelona femenino vive su mejor momento. Partido tras partido, las jugadoras azulgranas siguen dejando sin aliento a la afición con su fútbol de precisión, entrega y espectáculo. En su última jornada liguera, una de las estrellas del equipo volvió a hacer de las suyas: un gol brillante que cerraba un 6-0 demoledor contra el Atlético de Madrid. La exhibición fue total, como es habitual, y el equipo ya prepara sus próximos compromisos clave: el Sevilla en Liga y el Chelsea en Champions.
Un talento que flota sobre el césped
La jugadora en cuestión ha conseguido algo que muy pocas pueden siquiera soñar. Más allá de las estadísticas, de los títulos y de los reconocimientos oficiales, hay una cualidad que la distingue del resto: su manera de desplazarse por el campo. Como si flotara. Como si en vez de correr, bailara. Como si cada pase, cada movimiento, cada gol, fuera parte de una coreografía perfecta. Verla en acción es un privilegio que emociona a quienes aman este deporte. Hay magia en sus botas, y su sola presencia ya convierte cualquier partido en un acontecimiento especial.
Precisamente por esa magia, no resulta extraño que muchas marcas quieran asociar su imagen a la de ella. Lo que sí ha sido una auténtica sorpresa es la última acción de una de esas compañías. Un gesto que ha tocado el corazón de la futbolista y también de sus fans más acérrimos. Porque no todos los días se recibe un reconocimiento tan simbólico, tan inesperado, tan poético.
El homenaje no tuvo lugar en un estadio, ni en una gala de premios, ni en un acto deportivo. Esta vez, fue en el cielo. Literalmente.
Una bienvenida que no se olvida
La escena es sencilla pero cargada de emoción: un vuelo comercial, pasajeros subiendo como cualquier otro día, y al acomodarse en la fila 14, descubren algo diferente. Una imagen de ella. Una dedicatoria. Y, de repente, una voz por megafonía, reconociéndose como la autora del mensaje, les da la bienvenida a bordo. Habla de sueños, de esfuerzo, de volar alto. Habla de no rendirse, de buscar siempre el siguiente paso. Habla como lo que es: un ejemplo de superación para jóvenes, para deportistas, para soñadores.
Ese mensaje, cargado de verdad y humildad, ha sido recibido por miles de pasajeros con una sonrisa, y también con admiración. Porque pocas personas podrían decir lo que ella ha dicho, con tanta sinceridad.
El vuelo de una campeona
Este avión no será uno más en la flota de Vueling. Volará por Europa y el norte de África con un nombre que brilla por sí solo, y con un número que ya es parte de la historia reciente del Barça: el 14. Dentro de ese avión viajarán miles de personas sin saber, quizás, que están siendo parte de una historia preciosa. Pero los culés, y quienes siguen el fútbol femenino con pasión, lo entenderán de inmediato.
Y es que no es para menos. La mejor jugadora del mundo ya tiene su lugar en el cielo. Literalmente. A partir de ahora, cada vez que un avión despegue con su nombre grabado en el fuselaje, los aficionados sabrán que Aitana Bonmatí está volando alto. Muy alto.