La Casa Real británica atraviesa una de sus etapas más delicadas. No solo por las tensiones internas que han marcado los últimos años, ni por la creciente presión mediática sobre el futuro de la monarquía, sino por una noticia que amenaza con precipitar un cambio histórico: el Rey Carlos III está gravemente enfermo.
En las últimas semanas, la situación ha pasado a ser crítica. Según fuentes cercanas a la familia real, los tratamientos no han surtido efecto y los médicos han sido contundentes: si el organismo del Rey no reacciona en los próximos meses, podría enfrentarse a su último año de vida.
La sombra de la sucesión
Esta amenaza inminente ha hecho que el Príncipe Guillermo, heredero al trono, haya comenzado a asumir un papel cada vez más relevante dentro de la institución. Actos públicos, reuniones con altos cargos, viajes internacionales... Todo apunta a que ya se está preparando para su coronación, en una transición que podría llegar mucho antes de lo previsto.
Durante años, la relación entre Guillermo y Harry ha sido fría, cuando no inexistente. Las entrevistas de Harry y Meghan, las acusaciones públicas, las memorias explosivas… Todo ello abrió una brecha que parecía irreparable. Sin embargo, la gravedad de la situación ha obligado a replantearlo todo. Al menos, para uno de los dos.
Un gesto de hermano mayor
En un gesto que ha sorprendido a los allegados de la familia real, el Príncipe Guillermo se ha puesto en contacto con su hermano Harry. No ha sido una llamada protocolaria ni un simple saludo diplomático. Ha sido una conversación urgente y sincera. Y con un mensaje directo: “Papá se muere. Si quieres verle con vida, es ahora o nunca.”
La decisión de contactar con Harry no ha sido fácil. Pero el heredero al trono sabe que, de cara al futuro de la monarquía, la imagen de unidad familiar es fundamental. Más aún si el fallecimiento del Rey Carlos III se produce mientras su hijo menor sigue distanciado del resto de los Windsor.
Por eso, más allá de los agravios del pasado, Guillermo ha instado a su hermano a regresar a Reino Unido. A ver a su padre. A arreglar, si no todo, al menos lo esencial antes de que sea demasiado tarde.
El orgullo de un padre dolido
Ahora bien, aunque el acercamiento ha sido impulsado por Guillermo, Carlos III no está por la labor. Lejos de mostrar voluntad de reconciliación, el monarca sigue profundamente dolido por las declaraciones públicas de Harry y por lo que considera una traición familiar.
“No piensa perdonar. Si alguien quiere dar el paso, tendrá que ser Harry”, aseguran voces próximas al entorno real. El Rey no moverá ficha. Ni siquiera en su lecho de muerte.
Una cuenta atrás sin garantías
El tiempo se agota. El Rey Carlos III podría estar viviendo sus últimos meses. Pero en lugar de calma o recogimiento, la situación está marcada por el silencio tenso, el rencor y una incógnita que todavía nadie puede responder: ¿Volverá Harry antes de que su padre muera?
Por ahora, lo único confirmado es que el mensaje ya ha sido enviado. Un mensaje claro, íntimo y demoledor: el Rey se está muriendo. Y Harry lo sabe.