La abdicación de Juan Carlos I en 2014 fue un momento decisivo para la monarquía española, pero también para su familia. Uno de los miembros que más lo sufrió fue la Infanta Elena, muy cercana a su padre. Aquella noche, la Infanta lloró desconsolada, sintiendo que perdía no solo al rey, sino también a la figura paterna que había admirado toda su vida.
En relación a la renuncia el emérito, aunque públicamente se habló de problemas de salud y de los escándalos que rodeaban a Juan Carlos I, en la intimidad, según los rumores, Letizia pudo haber tenido un papel importante en la decisión de la abdicación.
La relación entre Letizia y Juan Carlos nunca fue sencilla. Se habla de tensiones en el seno de la familia real, en parte por la fuerte personalidad de la reina consorte, que ha defendido con firmeza los intereses de su esposo, Felipe VI. Esta postura ha generado distanciamiento con algunos miembros de la familia, y la Infanta Elena no ha sido una excepción. Siempre fiel a su padre, Elena ha visto en Letizia a una persona que, indirectamente, habría presionado a su hermano Felipe para que el rey emérito dejara el trono, lo que desencadenó la abdicación. “Todo apunta que fue Letizia quien, en una acalorada y violenta bronca con Felipe, con una falta total del mínimo respeto, le forzó, le obligó a romper definitivamente con su padre”, explicó el escritor Jaime Peñafiel.
Letizia, la culpable de la abdicación
Esa noche en Zarzuela fue especialmente difícil para Elena, quien, según fuentes cercanas, se refugió en los brazos de su madre, la Reina Sofía. Para Elena, la abdicación no fue solo una cuestión institucional, sino una pérdida personal muy dolorosa. Juan Carlos I, a pesar de los escándalos y los rumores que lo rodeaban en sus últimos años de reinado, seguía siendo una figura de referencia para su hija mayor, quien siempre lo ha defendido con lealtad. Esa noche, Elena habría llorado desconsoladamente, sintiendo el peso de la decisión y la pérdida de protagonismo de su padre en la monarquía española.
El distanciamiento entre Elena y su cuñada Letizia también se agudizó en ese momento. Las dos mujeres nunca han tenido una relación cercana, y este episodio solo reforzó las diferencias entre ellas. Mientras Letizia se consolidaba como la nueva reina, Elena veía cómo su propio lugar dentro de la familia real quedaba relegado. Para ella, la abdicación de Juan Carlos I no solo significaba un cambio en la monarquía, sino una transformación dolorosa en las dinámicas familiares.
El tiempo ha pasado, pero la noche de la abdicación sigue siendo un recuerdo amargo para la Infanta Elena, quien siempre ha estado unida a su padre. Los rumores de que Letizia influyó en la decisión de Juan Carlos I continúan alimentando las especulaciones sobre las tensiones internas en la familia real. Lo cierto es que, para la Infanta Elena, esa noche marcó el fin de una era y el inicio de un doloroso distanciamiento con su hermano Felipe VI y su cuñada Letizia, quien muchos consideran una de las responsables indirectas de esa decisión que cambió la monarquía española.