¿Quién no recuerda al Homo APM? Manel Piñero fue el encargado de inmortalizar a uno de los personajes más delirantes y carismáticos del mítico espacio de humor, que tantas alegrías ha aportado a TV3.
Pues bien, el famoso reportero y sus surrealistas reportajes han quedado atrás y, actualmente, Manel Piñero desempeña una labor muy diferente, alejado de las cámaras y del ruido mediático. Piñero es profesor de catalán en un instituto de La Llagosta, población ubicada en el Vallés Oriental barcelonés.
Este cambio de registro profesional en la figura de Manel Piñero, ha salido a la luz pública a través de una entrevista concedida recientemente en el programa Tot es mou de TV3, que presenta Helena García Melero. Durante el transcurso de esta entrevista, el ex reportero del APM, ha matizado aspectos tan elocuentes como el hecho de que sus estudiantes "no tienen el catalán interiorizado, y en muchos casos notas que tienen que ir pensando para traducirlo".
Una declaración que, sin duda, merece una cuidada reflexión y que no es más que el reflejo de lo que está sucediendo en muchas poblaciones catalanas. Piñero es de los que cuestiona abiertamente el actual sistema educativo, que queda ejemplificado con los graves problemas que está atravesando.
Un cambio de registro brutal
El caso de Manel Piñero es especialmente significativo, pues el proceso de transformación de actor y humorista a docente no debe ser nada fácil. A pocos meses de cumplir 49 años, se está enfrentando a un reto profesional que nada tiene que ver con los siete años que estuvo en el programa referencia del humor catalán, Alguna Pregunta Més (de 2009 a 2016).
LA TV ÉS HISTÒRIA: Manel Piñero, l'"HOMO APM?" ?
Por aquel entonces, la fama de Piñero era tan grande que incluso le ofrecieron una breve participación en una película. Concretamente en la comedia paródica Losers (2015), codirigida por Oriol Pérez Alcaraz y Serapi Soler, y protagonizada por Berto Romero, entre otros.
Sin embargo, la dedicación previa de Manel Piñero que quizá no conozcáis es la más sorprendente de todas: fue oficiante de ceremonias. Sí, sí, ofició el enlace de varias bodas, para el deleite de unos novios que si querían un día inolvidablemente divertido, con él lo consiguieron.
Ahora lo suyo no son ni los reportajes, ni la ironía, ni las bodas. Está inmerso en un reto mucho más serio: la formación de adolescentes y su esfuerzo para no tan solo enseñar la lengua catalana, sino también (y aún más difícil a tenor de lo que se percibe), de normalizar su uso entre los jóvenes residentes en Catalunya.