La noche del 31 de mayo de 2025 será recordada no solo por la histórica victoria del Paris Saint-Germain en la final de la UEFA Champions League, sino también por un emotivo gesto que conmovió a todos los presentes en el Allianz Arena de Múnich.
El entrenador del PSG, Luis Enrique, vivió un momento de profunda emoción al ver cómo los aficionados del club rindieron homenaje a su hija Xana, fallecida en 2019 a los nueve años debido a un cáncer de huesos.
Un tributo que tocó el corazón
Tras el contundente 5-0 del PSG sobre el Inter de Milán, los seguidores parisinos desplegaron una enorme pancarta en las gradas que representaba a Luis Enrique y a su hija Xana plantando una bandera del PSG en el centro del campo.
Esta imagen evocaba una fotografía de 2015, cuando, tras ganar la Champions con el FC Barcelona, el técnico celebró en el césped junto a su hija, ambos ondeando la bandera azulgrana.
El gesto de los aficionados no pasó desapercibido para Luis Enrique, quien, visiblemente emocionado, expresó: "Estoy muy feliz. Fue muy emotivo al final con la pancarta de los aficionados para mi familia. Pero siempre pienso en mi hija. No necesito ganar la Champions para recordarla. Ella está siempre con nosotros, especialmente cuando perdemos".
Además, durante la celebración, el entrenador lució una camiseta negra con un dibujo que representaba la misma escena del tifo, un detalle que había sido preparado por su esposa como sorpresa en caso de victoria.
Un recuerdo que trasciende el deporte
Luis Enrique ha compartido en varias ocasiones la importancia de Xana en su vida y cómo su memoria le acompaña en cada paso. Antes de la final, el técnico había manifestado su deseo de repetir simbólicamente aquel momento vivido en Berlín en 2015, esta vez con el PSG.
Sus palabras reflejan el profundo vínculo que mantiene con su hija: "Xana está con la familia y todos sus amigos todos los días, se gane o se pierda, se levante uno de buen o mal humor. Cuando uno ama a las personas desde el corazón, siempre están con él. Hoy seguro que estaría por aquí corriendo, aunque ya sería más grande".
Este homenaje no solo fue un reconocimiento a la figura de Luis Enrique como entrenador, sino también un acto de humanidad y empatía por parte de la afición del PSG, que supo entender y compartir el dolor y la memoria de su técnico en un momento de máxima alegría deportiva.