La de ayer era una noche que se antojaba complicada para el FC Barcelona. Visitar el Estadio de Vallecas es siempre sinónimo inequívoco de jugar en territorio hostil. Así lo demuestra, por ejemplo, que de sus tres últimas visitas sólo hubiesen podido obtener un punto de los nueve que había en juego. Es decir, el Barça había empatado un partido y perdido dos en los últimos tres que había disputado en el feudo del Rayo Vallecano.
Pero no sólo eso, sino que, además, el propio Rayo se había consagrado como una especie de bestia negra para los azulgranas. De los últimos seis enfrentamientos, los catalanes sólo se habían impuesto en uno. Y todo esto lo tenía en cuenta el cuerpo técnico de Hansi Flick, que planteó un partido serio y trabajado.
Nada bien comenzaron las cosas para el Barça, que se vio sometido a la presión del Rayo Vallecano e incluso recibió un gol en contra en el minuto 9 de partido. Durante la primera mitad le costó de lo lindo a los azulgranas generar peligro y eso lo aprovecharon los madrileños para crear más ocasiones que, sin embargo, no pudieron materializarse. Pero al final, en la segunda mitad, con los cambios de Flick, el guion dio un vuelco y el Barça pudo remontar.
Y ambos conjuntos terminaron satisfechos con la faena realizada. El Barça por llevarse los tres puntos y el Rayo por haberle plantado cara a uno de los candidatos a pelear por el título. Pero, a la vez, les invadió una sensación de insatisfacción por la actuación arbitral de Soto Grado, quien estuvo bastante errante.
La polémica arbitral
Hay varias acciones en las que los aficionados del Barça consideran que el criterio arbitral no estuvo para nada acertado y que perjudicó a los intereses culés. Por ejemplo, en la primera mitad, el Pacha Espino propició una patada a destiempo a Ter Stegen que no recibió castigo en forma de tarjeta. Ya en la segunda parte, en el primer contacto de Dani Olmo con el esférico, no se señaló un posible penalti sobre el egarense.
También han surgido protestas sobre el gol anulado a Robert Lewandowski, en el que el colegiado señaló una falta previa de Jules Koundé. Además, en el entorno culé tampoco han agradado los diez minutos de añadido. Sospechan que, en caso de empate, resultado que interesaba al Rayo, hubieran sido menor el tiempo de prolongación.
Los aficionados locales tampoco terminar del todo contentos con Soto Grado. Por tanto, el colegiado castellanoleonés se ganó el suspenso en el Rayo Vallecano-Barça.