La del sábado no fue una noche nada sencilla para el Barça en Balaídos. Todo apuntaba a un cómodo triunfo más después de que Raphinha y Lewandowski brindaran una ventaja de dos goles de ventaja a los culés, pero todo cambió en las postrimerías. En los últimos minutos del duelo se sucedieron una serie de acontecimientos que terminaron provocando que el Celta pudiera igualar la contienda sobre la bocina.
Y este empate ha generado cierta incertidumbre en el entorno del Barça, pues después de un fulgurante comienzo, la parroquia empieza a hallar algunos puntos débiles en el equipo. Aficionados y periodistas se han tomado la libertad de anunciar a los cuatro vientos sus análisis sobre el tropiezo en Balaídos. Y quien parece haber dado en el clavo ha sido el Lobo Carrasco.
El exfutbolista, en su habitual análisis en el Mundo Deportivo, ha anunciado la que él ha considerado como la gran causa de la 'empanada' culé: "el error". Y con este argumento coincide la gran parte de la parroquia del Barça. Y es que en los minutos finales se produjeron varios errores que permitieron al Celta de Vigo despertar y crear en Balaídos "una atmósfera imparable".
No lo achaca como error, pero el Lobo Carrasco menciona que todo empezó con el cambio de Hansi Flick allá por el 76'. "Puso más rigor defensivo con Fermín López y De Jong", menciona el exfutbolista. Y lo cierto es que, en este sentido, el neerlandés se llevó gran parte de las críticas por sus imperfectos minutos sobre el verde.
Los errores de Marc Casadó y de Jules Koundé
No se le podía pedir a Marc Casadó que todo lo hiciera bien. Pese a su extraordinario nivel, la realidad es que el chaval está todavía disputando sus primeros minutos en la élite del fútbol mundial. Y todos, absolutamente todos los futbolistas deben errar para aprender y curtirse. El método del ensayo y del error.
El joven de Sant Pere de Vilamajor fue expulsado en el minuto 82 tras recibir la segunda cartulina amarilla; la primera la había visto hacía apenas siete minutos. "Con Balaídos volcado y la ventaja numérica local, el peso psicológico pasó a manos del Celta". Los gallegos se crecieron y lograron primero recortar distancias y luego empatar.
El 1-2, de hecho, ocurrió por otro error, uno muy clamoroso, el de Jules Koundé. El lateral francés bajó las pulsaciones en un momento de máxima tensión y controló demasiado calmado dentro de su propia área mientras era presionado por Alfon González. El canterano robó y sin apenas esfuerzo la mandó al fono de las mallas; estaba completamente solo.
Luego el gol del empate sí que no puede achacársele a nadie, pues es una auténtica muestra de sangre fría de Hugo Álvarez. Pero fueron los errores los que condenaron a los de Hansi Flick a un final de partido así. El Lobo Carrasco lo resumió de la siguiente manera: "El partido se resume fácil: el fallo propició el resultado final porque creó una atmósfera imparable".