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Júnior le declara la guerra al sevillismo, caos en Nervión: 'El Sevilla denunciará...'

Los jugadores del equipo hispalense han tenido que dormir en la Ciudad Deportiva

La madrugada en Sevilla ha dejado un eco que aún retumba en Montequinto. Después de la derrota en Vigo, la expedición blanquirroja regresó a la ciudad deportiva sin imaginar que el verdadero partido se jugaría fuera del césped. Entre cánticos de protesta y gestos de evidente frustración, el sentimiento de pertenencia se transformó en ira. Lo que debía ser un recibimiento crítico acabó derivando en altercados que forzaron a los futbolistas a pernoctar en las instalaciones.

Alrededor de las once de la noche, varios centenares de aficionados se apostaron frente a la entrada principal de la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros Palacios. Los primeros reproches se dirigieron contra la presidencia, pero pronto se mezclaron gritos hacia los jugadores y golpes contra la valla perimetral. La tensión creció cuando un pequeño grupo derribó una de las barreras laterales, obligando a las fuerzas de seguridad a intervenir con disparos al aire y cargas disuasorias.

Entre empujones y el lanzamiento de huevos, algunos miembros del cuerpo técnico recibieron intentos de agresión, mientras un contenedor ardía a pocos metros. La expedición, asesorada por sus responsables de seguridad, decidió permanecer dentro toda la noche, escoltada por agentes y sin posibilidad de abandonar el recinto con garantías. El tráfico en la zona permaneció cortado hasta la madrugada, lo que reforzó la sensación de asedio que vivió la plantilla.

Jugadores del Sevilla en el entrenamiento de hoy
Jugadores del Sevilla en el entrenamiento de hoy | @sevillafc

El comunicado matutino del Sevilla FC

A las diez de la mañana de este domingo, la entidad ha publicado un escrito en el que describía los hechos como un «ataque vandálico organizado». El club ha subrayado que la mala marcha deportiva puede motivar críticas, pero nunca «agresiones, amenazas o difusión de datos privados». El mensaje incluye una petición de «máxima diligencia» a las fuerzas del orden y anunciaba que el Sevilla FC se constituirá en denunciante contra todos los implicados.

También ha advertido de medidas internas severas, pues se revisará la condición de socio de quienes participaron. El comunicado concluyó recordando que esos comportamientos no representan a la totalidad del sevillismo y apeló a la unión de cara al próximo encuentro. La contundencia del texto marcó el tono de una directiva dispuesta a judicializar la crisis y a blindar al vestuario frente a nuevas irrupciones violentas.

La nota oficial apenas ha tardado unos minutos en avivar el debate. En redes sociales proliferaron mensajes que tachaban el comunicado de cortina de humo y reclamaban autocrítica sobre la gestión deportiva y económica. El lema «Directiva dimisión» volvió a posicionarse entre las tendencias locales. No obstante, varias peñas históricas han repudiado los excesos y exigen un clima de respeto para no dañar más la imagen del club. 

Panorama deportivo en segundo plano

Aunque la tabla anuncia peligro, el caos institucional ha tomado el protagonismo. El 3-2 en Balaídos ha prolongado a ocho partidos sin ganar la peor racha reciente del club y deja al equipo con 38 puntos, solo seis por encima de la UD Las Palmas, primer conjunto en descenso. La expulsión de Marcos Alonso, que dejó al Celta con diez durante toda la segunda parte, subrayó la falta de autoridad competitiva de un grupo que no supo cerrar el partido.

Joaquín Caparrós, llamado para apagar el incendio, ha sumado un empate y dos derrotas, un saldo que mantiene al equipo en la cornisa. A tres jornadas del final, la preocupación se multiplica porque el vestuario asume un desgaste emocional que va más allá del rendimiento físico. El martes, Nervión recibirá a un rival directo con la necesidad de certificar la permanencia y callar, aunque sea temporalmente, el terremoto social.

Perspectivas inmediatas

La junta directiva ha convocado una reunión extraordinaria para aumentar los controles de seguridad y estudiar un protocolo de diálogo con sectores moderados de la afición. Sobre la mesa también figura la posible creación de una comisión disciplinaria interna que analice cada caso de violencia. Mientras tanto, la plantilla se mantiene concentrada en la ciudad deportiva, con entrenamientos a puerta cerrada y sesiones de vídeo destinadas a corregir los errores de Vigo.