El FC Barcelona todavía saborea uno de los partidos más increíbles de su historia reciente: el agónico 4-5 ante el Benfica en Lisboa, en un encuentro donde los blaugranas remontaron en el último cuarto de hora y al que la épica de la lluvia añadió aún más dramatismo. El ambiente en la zona mixta era una mezcla de cansancio, incredulidad y, sobre todo, euforia. Entre esos jugadores que comentaban el triunfo con la voz casi rota por la tensión del final estaba Pau Cubarsí, el joven central que, pese a su juventud, ofreció una seguridad propia de un veterano.
Al día siguiente de aquella noche heroica, Pau reconocía sentirse “baldat”, la palabra catalana que escogió para describir su estado de agotamiento. Sin embargo, por intenso que fuera el cansancio, el defensa no pudo dejar pasar la oportunidad de celebrar, de manera muy especial, un hito en su vida personal. Y es que, lejos de limitarse a la fiesta en el vestuario, la fecha siguiente al épico partido también era clave a nivel familiar.
Fue su hermana Irene quien se encargó de dar la noticia a través de redes sociales, compartiendo una imagen de lo más entrañable: en la fotografía, se veía a Pau con un pastel de chocolate cubierto de fresas y el número “18” coronando la tarta. Con la frase “Per molts anys al petit de casa” (“Felicidades al pequeño de la casa”), Irene dejaba claro no solo el enorme orgullo que siente por su hermano, sino también la gran complicidad que los une. El rostro de Pau, sonriente de oreja a oreja a punto de soplar las velas, lo decía todo.
Gran despedida de los 17
Lo cierto es que Pau Cubarsí cumplía los 18 años justo después de esa exhibición de coraje sobre el césped. Hasta entonces, el canterano ni siquiera podía conducir legalmente, pero la madurez con la que juega ha llevado a muchos a confundir su edad real con la de un futbolista más experimentado. Irene, que tiene 21, ha seguido de cerca cada paso de su hermano y ha participado activamente en sus logros: desde los primeros partidos en las categorías inferiores hasta este momento glorioso en la élite, pasando por debutar junto a estrellas como Raphinha o Lamine Yamal.
Más allá de los goles y las victorias, la realidad es que el apoyo familiar resulta fundamental para un jugador que ha crecido con la presión de vestir la camiseta blaugrana. En las historias publicadas por Irene se aprecia esa calidez de la familia Cubarsí, capaz de compaginar la humildad de lo cotidiano con la celebración de los sueños cumplidos. Así, mientras el Barça afronta retos en Liga, Champions y otros torneos, Pau Cubarsí sopla las velas sabiendo que todo su entorno está volcado en impulsarlo hacia nuevas metas.
El gesto de Irene, el pastel con apariencia deliciosa, la emoción reflejada en los rostros… son señales de que, en el fútbol actual, las victorias tienen un sabor más dulce si se comparten con los seres queridos. Y pocos ejemplos encarnan mejor esa armonía que la familia Cubarsí, que ha convertido el día posterior al histórico 4-5 en otro momento para recordar. Deporte, juventud, ilusión y, por supuesto, mucho chocolate.