La sequía sigue siendo una de las principales preocupaciones en Catalunya, afectando directamente a las reservas de agua en los embalses de las cuencas internas. La situación actual muestra un panorama complicado, con niveles que, en la mayoría de los casos, no logran alcanzar siquiera la media histórica. Aunque las lluvias recientes han generado esperanzas, estas no han sido suficientes para revertir la tendencia.
El impacto se agrava porque la demanda de agua no cesa, especialmente en zonas urbanas densamente pobladas. La Agencia Catalana de l'Aigua (ACA) proporciona datos actualizados que reflejan cómo las lluvias son insuficientes para mitigar los efectos de esta crisis. Los ciudadanos se enfrentan a restricciones y campañas de concienciación que buscan optimizar el uso del agua disponible.
Sant Ponç, el único embalse con buenas noticias
Según el último informe de la ACA, actualizado el 20 de diciembre de 2024, los datos generales no son alentadores. De los principales embalses de las cuencas internas, solo Sant Ponç (Clariana de Cardener) muestra un ligero aumento en su nivel de reservas en las últimas 24 horas.
Este embalse ha pasado del 48,90 % al 49,40 %, acumulando un total de 12,04 hectómetros cúbicos. Este incremento contrasta con la situación de otros embalses, que permanecen estancados o, en algunos casos, continúan bajando.
Por ejemplo, el embalse de Sau, con una capacidad máxima de 165,26 hectómetros cúbicos, se encuentra en un preocupante 18,05 %. Susqueda, que puede almacenar hasta 233 hectómetros cúbicos, tiene actualmente un 35,47 % de su capacidad. Por su parte, el embalse de La Baells, a pesar de estar en mejor situación, registra un 60,13 %.
El embalse de Sant Ponç se posiciona como una excepción en este contexto, gracias posiblemente a lluvias localizadas o a una mejor gestión del recurso en su área de influencia. Sin embargo, este incremento, aunque positivo, es insuficiente para alterar la tendencia general.
Situación global de las reservas
En términos generales, las reservas actuales de las cuencas alcanzan solo el 33,93 % de su capacidad total, lo que equivale a 235,65 hectómetros cúbicos de agua embalsada. Esta cifra contrasta con la del año anterior, cuando las reservas eran del 17,23 %. Aunque el aumento anual pueda parecer significativo, sigue estando muy por debajo de la media histórica de los últimos cinco años (363,08 hectómetros cúbicos).
La situación exige medidas urgentes. Además de las campañas de concienciación, será necesario implementar soluciones a largo plazo. Que incluyan inversiones en infraestructuras para la captación y almacenamiento de agua, así como en tecnología para mejorar su reutilización.
Así pues, mientras el embalse de Sant Ponç aporta una nota de optimismo, el resto de datos confirman que la crisis hídrica sigue siendo un desafío muy prioritario para Catalunya.