El calor de mediados de julio ha vuelto a imponer su lógica sobre los embalses catalanes, que retoman la tendencia descendente tras el paréntesis que supusieron las lluvias y la DANA de la semana pasada. Los datos oficiales de este domingo sitúan la capacidad total de las cuencas internas en el 77,69%, confirmando una pérdida diaria de 0,15 puntos porcentuales y una nueva bajada en la mayoría de embalses del sistema. Sin embargo, en este contexto de retrocesos generalizados, hay un nombre propio que va claramente a contracorriente: el pantano de Sau.
Mientras casi todos los grandes embalses catalanes han iniciado el descenso habitual de esta época, Sau registra hoy una subida de 0,17 puntos, consolidando una recuperación que ya había sorprendido en días anteriores. Este comportamiento es especialmente relevante si se tiene en cuenta que Sau suele ser uno de los primeros en acusar el estrés hídrico del verano, y, sin embargo, ahora suma varios días de crecimiento y se sitúa en el 63,98% de su capacidad, un valor muy superior al de veranos recientes.
Lógico y controlado descenso en el resto
En el resto del sistema, la dinámica es la habitual del verano mediterráneo. La Baells, que venía marcando estabilidad durante semanas, protagoniza hoy una de las bajadas más notables, perdiendo casi siete décimas y quedando en el 90,25%. Susqueda también cede con fuerza y se sitúa en el 84,63%, mientras que Riudecanyes—siempre vulnerable en periodos secos—pierde más de medio punto y vuelve a acercarse a cifras preocupantes para la agricultura del Baix Camp.

Darnius Boadella, Sant Ponç y Siurana muestran bajadas suaves, mientras que La Llosa del Cavall resiste con una estabilidad prácticamente absoluta (+0,01). Foix, por su parte, baja levemente pero se mantiene por encima del 100%, consolidando la excepcionalidad vivida tras la DANA y el reciente episodio de llenado extraordinario.
La fotografía de hoy es la de un sistema que, tras aprovechar el impulso de las lluvias, vuelve a enfrentarse al desgaste inevitable del calor y el consumo intenso. Aunque los descensos son suaves y los niveles siguen muy por encima de los mínimos históricos de los últimos años, el mensaje sigue siendo claro: el verano es siempre el gran reto para la gestión hídrica en Catalunya y exige mantener la vigilancia y la eficiencia en el uso del agua.
En este escenario de ajuste generalizado, Sau marca la diferencia y ofrece una nota de optimismo, demostrando que la meteorología y la gestión pueden cambiar las tornas, aunque sea de forma puntual, incluso en los meses más exigentes del año.