Tras meses de incertidumbre hídrica marcada por la sequía, la recuperación de los embalses catalanes ha sorprendido positivamente, alcanzando niveles de ocupación que han permitido declarar prácticamente toda Catalunya en situación de normalidad. No obstante, el embalse de Riudecanyes permanece como la excepción que confirma esta buena tendencia generalizada.
El Comitè Interdepartamental de Sequera ha anunciado este lunes cambios significativos en la gestión hídrica del territorio, debido a que las reservas actuales superan ya el 76,06 % en las cuencas internas. Según la consellera de Territori, Habitatge i Transició Ecològica, Sílvia Paneque, la situación ha mejorado hasta tal punto que áreas críticas como el acuífero Fluvià-Muga, el embalse Darnius Boadella, y otras regiones como Empordà y Serralada Transversal, han pasado de alerta a normalidad. Asimismo, zonas como el Consorci d’Aigües Tarragona y los embalses del Llobregat y Ter también han salido de la situación de prealerta.
Esta recuperación es palpable en cifras concretas. El embalse de Foix continúa lleno a su máxima capacidad (100,19%), y otros como La Baells en Cercs (98,93%) y Sant Ponç (90,87%) presentan cifras cercanas a máximos históricos, aportando tranquilidad al abastecimiento doméstico, agrícola e industrial.
Sin embargo, la excepción notable sigue siendo Riudecanyes, que presenta una ocupación del 60,46%, cifra que, aunque muestra una ligera mejora frente a semanas anteriores, mantiene aún al embalse en situación de prealerta. Esta condición especial implica que se seguirá monitoreando muy de cerca, ya que su importancia estratégica para la agricultura y el abastecimiento local requiere cautela.
Normalidad, pero seguirán pendientes
En este contexto, Paneque ha asegurado que continuarán reuniéndose regularmente comisiones específicas para evaluar posibles mejoras en Riudecanyes, reiterando la necesidad de mantener constantes las inversiones destinadas a infraestructuras hídricas para mejorar la resiliencia frente a futuros episodios de sequía.
Una acción clave anunciada por la consellera ha sido avanzar en el convenio entre Aigües Ter-Llobregat y Aquamed para la ampliación de la desalinizadora de la Tordera, infraestructura crucial que permitirá reducir significativamente la dependencia directa de las lluvias. Se espera firmar dicho convenio antes de las vacaciones de verano, comenzando así la licitación del proyecto que se considera esencial para asegurar la estabilidad del suministro hídrico a largo plazo.
Desde 2022 hasta 2025, se han aportado más de 300 hectómetros cúbicos de nuevos recursos hídricos, según destacó Paneque, ayudando así a paliar los déficits provocados por la sequía prolongada. Este volumen adicional ha sido determinante para evitar escenarios críticos de desabastecimiento, especialmente durante los más de 400 días en los que los embalses estuvieron en niveles alarmantemente bajos.
Aunque el escenario general mejora, las desalinizadoras catalanas seguirán operando al 90% de su capacidad, reafirmando así una estrategia basada en la diversificación y autonomía en el suministro hídrico, minimizando la vulnerabilidad a la variabilidad climática y especialmente a la falta de precipitaciones.