En un momento en que muchos países europeos optan por restringir el uso de teléfonos móviles en las aulas, Estonia ha decidido tomar un camino diferente. A partir de septiembre de 2025, el país báltico implementará el programa nacional "AI Leap", que proporcionará a 58.000 estudiantes de 16 y 17 años y a 5.000 profesores acceso gratuito a herramientas de inteligencia artificial (IA) de última generación.
Esta iniciativa busca integrar la IA en el sistema educativo para preparar a los jóvenes para un futuro laboral donde la competencia digital será fundamental.
La ministra de Educación, Kristina Kallas, ha destacado que los teléfonos móviles son esenciales para la participación en procesos democráticos, como el voto en línea. En lugar de prohibirlos, las escuelas del país gestionan su uso de manera pragmática, permitiéndolos en el aula cuando sea relevante y restringiéndolos durante los descansos.
Esta política se basa en la experiencia previa de Estonia con el programa "Tiigrihüpe" (Salto del Tigre) de 1997, que introdujo internet a todas las escuelas del país. Esta iniciativa estableció las bases para una sociedad digital avanzada y posicionó a Estonia como líder en innovación educativa.

¿Catalunya debe seguir este ejemplo?
Cataluña, con su fuerte identidad cultural y lingüística, ha mostrado interés en integrar la tecnología en la educación. Sin embargo, la implementación de una iniciativa similar a "AI Leap" requeriría una planificación cuidadosa y una inversión significativa en infraestructura y formación docente.
La adopción de la IA en las aulas catalanas podría ofrecer oportunidades para personalizar el aprendizaje y mejorar la participación estudiantil. No obstante, también plantea desafíos, como garantizar la equidad en el acceso a la tecnología y abordar las preocupaciones sobre la privacidad de los datos.
Además, sería esencial fomentar una cultura digital que valore el pensamiento crítico y la ética en el uso de la tecnología. Esto implicaría no solo proporcionar herramientas tecnológicas, sino también capacitar a los docentes y estudiantes para utilizarlas de manera efectiva y responsable.

¿Estonia va por el buen camino?
Estonia ofrece un modelo inspirador de cómo la integración de la tecnología en la educación puede preparar a los estudiantes para los desafíos del siglo XXI. Si bien cada contexto es único, Catalunya podría considerar las lecciones de Estonia para desarrollar su propia estrategia educativa que combine innovación tecnológica con una sólida base cultural y ética.