Lo que hemos vivido durante estos últimos días lo recordaremos, desgraciadamente, durante mucho tiempo. La DANA se ha llevado por delante la vida de casi un centenar de personas, ha dejado daños materiales irreparables y ha sentado un precedente trágico que siempre querremos evitar repetir. Y aunque hemos podido emocionarnos con muchos actos de solidaridad, también se han producido algunas otras situaciones que evaden sin duda la humanidad que debería primar en estos días tan difíciles.
Ya sabemos que durante la jornada de ayer, el fuerte temporal se trasladó de Valencia y de Albacete en dirección al sureste peninsular, afectando principalmente Cádiz y Jerez. Aunque de momento no hay que lamentar ninguna víctima mortal, las inundaciones también fueron notorias y la peligrosidad irradiaba las calles. Las autoridades recomendaron a los habitantes quedarse protegidos en sus hogares y evitar los desplazamientos hacia localidades cercanas a los ríos.
Pero algunas personas no han podido seguir al pie de la letra estas recomendaciones, no por decisión propia, sino porque hacerlo hubiera supuesto perder el trabajo. Un ejemplo es el usuario de Twitter @soyzell, quien relató su testimonio en una publicación a través de esta red social. "Me obligan a ir a trabajar. No puedo lucharlo más. Esto es ahora mismo Jerez. Tengo que ir hasta Chiclana que está en riesgo por que se desborde el rio que pasa por allí. Tengo realmente miedo", relataba.
Poca solidaridad empresarial
En estos casos, es evidente que debería primar por encima de todo la seguridad ciudadana. Sin embargo, algunas personas se han visto forzadas a desplazarse en condiciones realmente peligrosas por obligación de las empresas, algunas de las cuales no ha tenido en cuenta la gravedad del asunto. Otros usuarios le aconsejaban a @soyzell que no acudiera al trabajo: "Prefiero perder el trabajo a la vida, llama y di que estás malo, resfriado, baja de una semana en el médico y ya", respondían.
Pero, a veces, las cosas no son tan sencillas. "Si fuera tan fácil lo haría, no puedo perder el trabajo de ninguna manera", sentenciaba este usuario. No obstante, la ley le hubiera amparado si hubiera determinado seguir ese camino de rebeldía. En concreto, lo hace el artículo 21 apartados 2 y 4 de la Ley 31/1995.
Este artículo establece que los trabajadores tienen derecho a interrumpir su actividad y abandonar el lugar de trabajo si perciben un riesgo grave e inminente para su salud. Si el empleador no adopta las medidas necesarias para garantizar la seguridad, los representantes de los empleados pueden decidir paralizar la actividad. Esta decisión se notificará a la empresa y a la autoridad laboral, que deberá ratificarla en 24 horas. Los trabajadores no podrán ser sancionados por estas medidas, salvo en casos de mala fe o negligencia grave.