Hace 25 años Rubén Bonet y Carles Puente, fundadores de Fractus idearon una tecnología que les ha llevado a enfrentarse y ganar en los tribunales a gigantes tecnológicos como Samsung. Tienen más de 100 patentes, pensaron que en el campo de la telefonía móvil había mucho camino por recorrer y son los responsables de que los móviles actuales tengan la antena integrada.
Así lo explica Bonet en una entrevista con la ACN, donde repasa la trayectoria de la compañía desde su creación como una spin-off de la UPC hasta la actualidad. Bonet celebra la evolución del ecosistema emprendedor catalán en los últimos veinte años y asegura que ferias como el MWC han supuesto un "cambio substancial". "Nosotros tuvimos que entrar en todas partes a pico y pala", explica. "Ahora ya hay muchos caminos que están marcados y se trata de seguirlos", asegura. "Cuando empezamos el capital que nos llegó no era catalán ni español, porque aquí no había", añade.
En esta línea, revela que tuvieron que ir a buscar financiación a Londres para sacar adelante su apuesta. "Desde el principio quisimos montar un proyecto grande", indica. Sin embargo, Bonet también hace autocrítica del ecosistema de empresas emergentes catalán y defiende que es necesaria "más ambición internacional" para que las compañías confíen en que la tecnología de aquí "puede llegar a todo el mundo".
"Hace unos años no acabábamos de creer que fuéramos capaces de exportar tecnología tan disruptiva, pensábamos que eso era algo que hacían otros lugares del mundo", opina. "Y aquí tenemos una tecnología capaz de triunfar y debemos creer que podemos hacerlo, tenemos las herramientas", afirma.
Apostar por la tecnología de antenas
En su caso lo fiaron todo en la tecnología de antenas y resultó ser una apuesta "ganadora". Así, cuando Bonet y Puente empezaron los teléfonos móviles tenían antenas extraíbles y todavía no se hablaba de los smartphones tal y como se conocen actualmente. "Supimos encontrar la tecnología que es importante hoy en día", admite el cofundador de Fractus. "Visualizaron que era necesario que las antenas fueran más pequeñas e integradas y posicionamos nuestra tecnología para ocupar este espacio", explica.
En 1999 Fractus, con sede en Sant Cugat del Vallès, ya registró su primera patente y abrió dos fábricas en Asia. En un principio se dedicaba a la fabricación de las antenas, pero en 2009 hizo un cambio de modelo de negocio, se centró en las licencias tecnológicas y cerró las dos plantas asiáticas. Su trayectoria incluye acuerdos con Apple o Motorola, entre otros, y la internacionalización fue tal que hasta la multinacional surcoreana Samsung tuvo que indemnizar a la firma catalana con 23 millones de dólares en el 2011 por una infracción de patentes.
Actualmente Fractus tiene 25 trabajadores en la sede vallesana y una treintena de colaboradores internacionales. "Desde aquí cubrimos los mercados de todo el mundo, sobre todo Estados Unidos, Europa y Asia", detalla Bonet.
El Internet de las cosas
El cofundador de Fractus avanza que actualmente tienen la mirada puesta en el llamado internet de las cosas, es decir, los distintos dispositivos cotidianos que están conectados a internet (alarmas, contenedores, dispositivos médicos, electrodomésticos...) porque creen que " hay mucho camino por recorrer". "Dónde hay conectividad hace falta una antena y esa es nuestra apuesta", resalta Bonet.
"Hay muchos elementos que no son móviles y que tienen necesidad de conectividad, aquí es donde la tecnología de Fractus puede ser diferencial y tiene cosas que aportar", apunta. Después de todo, Bonet es también consciente de la dificultad del éxito en el ecosistema tecnológico. "Para triunfar en el mundo 'deeptech' hace falta que muchas cosas te salgan bien y pocas mal, que es el reto importante", sentencia.