Catalunya ha vivido en los últimos meses una transformación radical en la gestión de sus recursos hídricos. Tras dos años especialmente duros marcados por la sequía, la primavera de 2025 ha traído una recuperación que empieza a notarse en la vida cotidiana y, muy especialmente, en la actividad agrícola. Hoy, con la llegada del calor y el inicio de la campaña de riego en comarcas clave como el Baix Camp, el optimismo regresa a la agenda hídrica catalana, aunque no sin matices ni retos por delante.
Estado actual de los embalses catalanes: un descenso controlado
A día de hoy, lunes 16 de junio, los embalses de la cuenca interna de Catalunya presentan un nivel medio del 81,22% de su capacidad, un dato que, aunque supone un descenso del 0,24% respecto al viernes, debe interpretarse con absoluta normalidad en este periodo. El aumento de temperaturas, la evaporación y el incremento del consumo agrícola explican este pequeño retroceso, que no pone en cuestión la excelente situación general de las reservas. Basta mirar atrás para valorar el cambio de escenario: hace exactamente un año, el nivel medio apenas superaba el 35%, y muchos embalses rondaban mínimos históricos.
Los principales embalses catalanes mantienen una posición de fortaleza. La Baells (96,36%), Sant Ponç (90,41%) y Foix (88,74%) siguen como los grandes “colchones” de agua del sistema, mientras que Susqueda se mantiene en un sólido 88,28%. El embalse de Sau (67,38%) continúa muy por encima de los valores críticos del pasado verano. Las únicas excepciones, por debajo del 30%, son Siurana (25,87%) y, en menor medida, Riudecanyes (60,66%), aunque ambos con cierta tendencia a la estabilidad tras meses de mínimos.

El regreso del agua al campo: la noticia que los agricultores esperaban
La verdadera novedad de la jornada llega de la mano del pantano de Riudecanyes, donde hoy comienza oficialmente la campaña de riego tras tres años de sequía extrema. Los agricultores del Baix Camp y parte del Tarragonès pueden volver a regar gracias a la mejora de las reservas, aunque no será un riego completo: se contará con el 42% del agua de una dotación normal. Así lo explicaba en La Xarxa Miquel Àngel Prats i Fabra, administrador y secretario de la Comunidad de Regantes del Pantà de Riudecanyes:
“El riego será el mismo que el último que tuvimos en 2022, con el 42% del agua de la dotación de un año normal. En principio beneficia al cultivo del avellano y del olivo principalmente. Ya veremos cómo van las cosas, porque estos dos años sin poder regar, el cultivo del avellano ha sufrido mucho y ha habido muchos campos que se han terminado abandonando. Y el olivo no ha producido, pero por lo menos el árbol no se ha muerto. Es casi como volver a comenzar de nuevo. Esperemos no tener ninguna incidencia y que todo funcione con normalidad”.
Este inicio de campaña es, para muchos agricultores, el inicio de una nueva etapa tras la supervivencia. Los cultivos de avellano y olivo serán los más beneficiados, si bien la falta de agua en los últimos dos años ha provocado el abandono de campos y la reducción drástica de la producción. Para el olivo, al menos, se ha salvado el arbolado, lo que permite ahora reactivar el ciclo productivo siempre que no haya incidencias graves durante el verano.
Perspectiva y retos de cara al verano
El descenso de la capacidad hídrica de este fin de semana es perfectamente lógico y no genera ninguna alarma: es el resultado directo del calor y de la puesta en marcha de los riegos agrícolas, precisamente cuando más agua necesita el campo. Sin embargo, el colchón de reservas acumuladas durante la primavera permite a Catalunya encarar el verano en una posición mucho más fuerte que en los últimos años, garantizando el suministro para consumo humano y para el sector agrario, aunque manteniendo la prudencia y la gestión eficiente como prioridades absolutas.