El IVA del gas dejará de estar reducido al 10% a partir del próximo lunes 1 de abril y volverá al 21%, tal y como estaba antes del estallido de la guerra en Ucrania. A partir del próximo mes decaen algunas de las medidas anticrisis que puso en marcha el gobierno español para combatir la crisis de precios y también sube hasta el 3,8% el impuesto sobre el valor de la producción de la energía eléctrica.
Ambos tributos siguen la senda del IVA de la electricidad, que en marzo ya volvió a ser del 21%. Todo ello se recoge en el decreto de medidas anticrisis que aprobó el gobierno español en el último Consejo de Ministros de 2023, donde preveía una retirada progresiva de las bonificaciones.
Años convulsos con el precio de la energía
La evolución del precio del gas en España en los últimos años ha sido marcada por una serie de factores globales y locales que han contribuido a su fluctuación. Estos cambios se pueden entender a través de tres ejes principales: la dependencia energética de España, las políticas regulatorias y ambientales, y los eventos geopolíticos internacionales.
España, como muchos otros países, depende en gran medida de la importación de gas natural para satisfacer sus necesidades energéticas. Esta dependencia de fuentes externas hace que los precios del gas en el mercado español sean particularmente sensibles a las fluctuaciones en los mercados internacionales de energía. En años recientes, esta volatilidad se ha visto acentuada por la transición energética hacia fuentes más sostenibles, lo que ha modificado la demanda y ha introducido una nueva dinámica en la fijación de precios.
Desde el punto de vista regulatorio, el Gobierno español ha implementado diversas políticas destinadas a regular el mercado de gas y proteger a los consumidores. Estas medidas incluyen la liberalización del mercado, con el objetivo de aumentar la competencia y reducir los precios, y la introducción de tarifas reguladas para los consumidores más vulnerables. Además, las políticas ambientales de la Unión Europea, como el sistema de comercio de emisiones de CO2, han tenido un impacto indirecto en el precio del gas, al incrementar los costos para las centrales de generación de energía que utilizan combustibles fósiles.
Los eventos geopolíticos también juegan un papel crucial en la determinación de los precios del gas. Por ejemplo, las tensiones en Oriente Medio o en regiones productoras de gas, como Rusia, pueden generar incertidumbre en los mercados y provocar aumentos de precios. En el caso particular de España, la crisis de Ucrania de 2022 tuvo un impacto importante, ya que el conflicto provocó una reducción en el suministro de gas ruso hacia Europa, lo que llevó a un aumento en los precios del gas a niveles récord.