Las historias de incendios provocados suelen esconder detrás de sí motivaciones personales que trascienden lo meramente delictivo. A veces, una simple llamada en plena madrugada es suficiente para poner en marcha un despliegue policial y de bomberos que alterará la rutina de toda una comunidad educativa.
En este caso, la respuesta inmediata de las autoridades fue determinante para contener los daños y comenzar una investigación que, días después, acabaría con la detención de un joven cuya historia y motivaciones han puesto el foco en un delicado conflicto familiar.
El inicio de una serie de incendios que alertaron a la policía
La madrugada del 2 de mayo marcó el inicio de una cadena de sucesos inquietantes en la localidad de Canovelles. La escuela Congost se convirtió en escenario de un incendio declarado poco después de recibir un aviso urgente por parte de la Policía Local. El fuego, lejos de ser accidental, presentaba todos los indicios de haber sido intencionado: uno de los accesos había sido forzado tras romperse un cristal, y en cuestión de minutos el humo se extendía por varias aulas del centro.

Tres dotaciones de bomberos acudieron rápidamente y lograron sofocar el incendio en apenas hora y media, pero las consecuencias ya eran notables: daños en la instalación eléctrica, aulas inservibles y la necesidad de evacuar a parte del alumnado.
No fue un hecho aislado. Tres días después, el 5 de mayo, se repitieron los actos vandálicos. En esta ocasión, varios cristales de la fachada de la escuela aparecieron destrozados, elevando aún más la preocupación entre padres, docentes y autoridades municipales. El tercer episodio llegó el 19 de mayo, cuando una pequeña caseta de madera situada dentro del recinto escolar fue pasto de las llamas. La reiteración y la manera en que se produjeron los hechos hacían pensar en una acción planificada y con un trasfondo personal, lo que llevó a los investigadores a estrechar el cerco sobre los posibles autores.
Un sospechoso con motivos personales y una investigación en curso
La investigación avanzó de la mano de los Mossos d'Esquadra, quienes en coordinación con la Policía Local lograron identificar al presunto responsable: un joven de 20 años de origen subsahariano, sin antecedentes policiales previos.
El arresto se produjo tras un registro domiciliario realizado durante la madrugada de un jueves, cuando las pruebas acumuladas apuntaban de manera concluyente hacia el ahora detenido. Según la información recabada por los investigadores y fuentes municipales, la motivación principal del acusado habría sido una especie de venganza contra el centro escolar, relacionada con la reciente pérdida de la custodia de su hija, alumna de la escuela.

Cabe destacar que la policía no descarta la participación de al menos un cómplice, ya que los hechos parecen haber sido ejecutados con cierta planificación. Por su parte, el Ayuntamiento de Canovelles ha condenado con firmeza estos actos y ha puesto en valor la rápida actuación y colaboración entre las fuerzas policiales, que permitió esclarecer el caso en tiempo récord.
Consecuencias para la comunidad educativa
El impacto de estos incidentes fue inmediato y palpable para toda la comunidad educativa de la escuela Congost. Desde el primer incendio, se tomó la decisión de reubicar a varios grupos de estudiantes, ya que el humo y los daños en el sistema eléctrico hacían imposible continuar las clases con normalidad en algunas zonas del edificio.
Los más pequeños pudieron permanecer en su edificio habitual, pero los alumnos de primero y segundo de primaria tuvieron que trasladarse a la antigua escuela bressol Espai Sant Jordi. Los cursos de tercero y cuarto encontraron acomodo en la biblioteca municipal, mientras que los de quinto y sexto fueron derivados al centro juvenil del municipio. Esta logística de emergencia, aunque eficaz, supuso una alteración en la rutina diaria y un esfuerzo adicional para familias y profesores.