La Lotería de Navidad, celebrada cada 22 de diciembre, es una de las tradiciones más arraigadas en España. Cada año, miles de personas sueñan con que les toque El Gordo, el premio más codiciado. Los décimos de la Lotería Nacional tienen un coste de 20 euros, y los premios pueden llegar a ser millonarios, con un primer premio de 400.000 euros al décimo.
Una costumbre muy habitual en estas fechas es compartir décimos con amigos, compañeros de trabajo y familiares. La ilusión de ganar juntos une a muchas personas, pero, en caso de que la suerte acompañe, también puede generar problemas fiscales si no se actúa correctamente.
Compartir un décimo: Tradición y riesgos fiscales
El gesto de compartir un décimo parece inocente. Sin embargo, los asesores fiscales advierten de los errores que se deben evitar. El principal problema aparece cuando se gana el premio y se reparte el dinero sin tener en cuenta las obligaciones fiscales.
La Agencia Tributaria está muy pendiente de estas situaciones. Un reparto mal gestionado puede ser considerado como una donación y, por lo tanto, estaría sujeta al Impuesto de Sucesiones y Donaciones.
El error de transferir el dinero
Cuando toca un décimo compartido, es frecuente que el poseedor del décimo reciba todo el premio en su cuenta bancaria. Posteriormente, realiza una transferencia a los demás participantes, en función de la cantidad acordada. Sin embargo, este procedimiento es un grave error.
La Agencia Tributaria podría interpretar estas transferencias como donaciones, especialmente si no se demuestra que el décimo era compartido desde el inicio. Las donaciones están sujetas a impuestos que varían según la comunidad autónoma y pueden suponer un gasto considerable.
Por ejemplo, si ganas 400.000 euros y repartes la mitad a un amigo, Hacienda podría reclamar impuestos por ese dinero.
La solución correcta
Los expertos recomiendan que, en caso de ganar un décimo compartido, todos los participantes acudan juntos al banco para gestionar el premio. Es fundamental presentar pruebas que demuestren que el décimo era compartido, como copias firmadas, fotografías, mensajes o correos electrónicos.
El banco, con esta documentación, puede repartir directamente el dinero entre los participantes, lo que evita problemas fiscales y asegura que Hacienda no lo interprete como una donación. Este procedimiento es sencillo, seguro y garantiza una gestión transparente del premio.