Las carreteras son un elemento esencial para el desarrollo de la actividad humana. A diario, millones de personas se transportan con sus automóviles para ir a trabajar o estudiar. Sin embargo, a menudo salen tristemente a las noticias por las malas acciones que protagonizan los usuarios.
Muchos conductores han desarrollado unas malas costumbres que ponen en peligro la salud de las demás personas. Ignorar las señales, pasarse de la velocidad o consultar el teléfono mientras se conduce son algunas de las malas prácticas que la policía denuncia diariamente. Realizarlas puede acarrear sanciones muy graves porque supone la puesta en peligro de todos los usuarios.
Un conductor la lía en la C-17
En los últimos días la cuenta de los Mossos d'Esquadra ha publicado una noticia sobre la infracción de un coche que circulaba a altas velocidades por la C-17. De hecho casi que duplicaba los kilómetros por hora permitidos. Por suerte, los cuerpos pudieron localizarlo y denunciarlo penalmente.
Por desgracia, no es ni la primera ni la última vez que se coge a un coche yendo a altas velocidades por las carreteras catalanas. El acto es muy peligroso y el principal problema es que no pone tan solo su vida en peligro, sino la de todos los demás que pueden circular por su carril.
Las consecuencias de ir a una velocidad mucho más alta de la permitida
Cuando un conductor circula a una velocidad mucho más alta que la permitida el tiempo de reacción se reduce. Asimismo, es mucho más difícil anticipar y responder ante obstáculos en la carretera. En una curva pronunciada, el vehículo puede perder el control y causar el caos en la carretera.
Obviamente, si un coche va más rápido de lo permitido se agravan extremadamente las consecuencias de las posibles colisiones. Además, aunque parezca que la velocidad mejore el tráfico, es exactamente al contrario, provocando desequilibrios en el flujo del tránsito. Básicamente, este conductor no tan solo ha puesto en peligro su vida, sino la de todos los otros conductores que viajaban por su vía.
La C-17 une Ripoll y Barcelona
La C-17 es una autovía que une Barcelona y Ripoll. Con una longitud de 95 kilómetros, la carretera también tiene radares para controlar las correctas velocidades de los conductores. Uno de ellos es el que ha pillado el conductor a 194 km/h a la altura del municipio de Orís.
La seguridad de las carreteras depende directamente del factor humano. Ninguna excusa es lo suficientemente buena para como para prácticamente duplicar la velocidad permitida. Por suerte, el conductor ha sido localizado y denunciado por la policía.